Crea un entorno de apoyo. Compra zapatos cómodos, prepara tu bolsa de gimnasio la noche anterior y busca un compañero de entrenamiento. Los factores externos influyen mucho en el comportamiento. Incluso una simple nota en tu calendario aumenta la probabilidad de que cumplas.
Haz un seguimiento de tu progreso más allá de las cifras. Observa cómo te resulta más fácil subir escaleras, dormir mejor y reaccionar con más calma al estrés. Estos beneficios intangibles son más motivadores que los centímetros de cintura.
Evita las comparaciones con los demás. Las redes sociales están llenas de cuerpos «perfectos», pero tu camino es único. Compárate solo contigo mismo de ayer. Cada movimiento es una victoria.
Planifica un «descanso activo». Incluso los fines de semana o las vacaciones, puedes salir a caminar, nadar o patinar. La actividad no debería limitarse únicamente al gimnasio. Finalmente, recuerda: el objetivo del ejercicio no es la apariencia, sino la salud, la energía y el placer de moverse. Cuando empiezas a ver el ejercicio como un autocuidado en lugar de un castigo, se convierte en una parte integral y querida de tu vida.
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