Los elefantes son los animales terrestres más grandes de la Tierra, pero su grandeza trasciende su tamaño. Poseen una inteligencia excepcional, emociones profundas y una vida social compleja. Su cerebro pesa hasta 5 kg y contiene más neuronas que los humanos, especialmente en áreas asociadas con la empatía y la memoria.
Los elefantes viven en familias matriarcales, lideradas por la hembra mayor y más experimentada. Ella recuerda las fuentes de agua, las rutas migratorias y los lugares donde murieron sus parientes. Su conocimiento es clave para la supervivencia de la manada durante sequías y conflictos.
Estos animales exhiben un comportamiento que evoca el duelo: regresan a los lugares donde murieron sus parientes, tocan los huesos con sus trompas y permanecen en silencio durante horas. Comprenden la muerte, una característica poco común en el reino animal. También ayudan a los heridos, protegen a las crías de otras familias y perdonan las ofensas. Los elefantes se comunican a muchos niveles: desde infrasonidos de baja frecuencia, que viajan decenas de kilómetros, hasta señales táctiles, gestos e incluso marcadores químicos. Pueden «hablar» a través del suelo percibiendo las vibraciones de sus patas.
A pesar de su fuerza, los elefantes están en peligro de extinción. La caza furtiva de marfil se ha cobrado millones de vidas. Aunque el comercio internacional está prohibido, el mercado negro prospera. En los últimos 40 años, la población de elefantes africanos ha disminuido en más del 70 %.
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