Sin embargo, el optimismo sigue estando justificado. Los algoritmos cuánticos ya están ayudando a estudiar nuevos materiales, como los superconductores de alta temperatura, que podrían revolucionar la industria energética. También se están realizando experimentos para modelar procesos cuánticos en biología —por ejemplo, la fotosíntesis— que podrían conducir a la creación de sistemas artificiales de conversión de energía solar con una eficiencia récord.
En los próximos 10 a 15 años, es probable que seamos testigos de la introducción gradual, pero segura, de las tecnologías cuánticas en la vida cotidiana, primero en áreas altamente especializadas y luego a mayor escala. Las computadoras cuánticas no reemplazarán a las clásicas, sino que se convertirán en un poderoso complemento, abriendo las puertas a nuevos horizontes en la ciencia, la medicina y la tecnología. Un futuro en el que la información se procesa a nivel cuántico ya no está a la vista; comienza hoy.
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