Los antibióticos son un mal necesario, pero también destruyen la flora beneficiosa. Si tomarlos es inevitable, asegúrese de tomar probióticos (a intervalos de 2 a 3 horas) y, posteriormente, prebióticos (fibra) para la recuperación.
El estrés afecta directamente al intestino a través del eje cerebro-intestino. La ansiedad causa calambres, diarrea o estreñimiento. Por lo tanto, las prácticas de relajación (respiración, meditación, yoga) mejoran no solo la psique, sino también la digestión. Beba suficiente agua: es esencial para una evacuación intestinal saludable y la eliminación de toxinas. El estreñimiento crónico es un signo de estancamiento e intoxicación.
Las comidas regulares y una masticación completa reducen la tensión en el tracto gastrointestinal. Evite comer con prisas o sin distracciones; esto mejora la fermentación y la absorción.
La salud intestinal no se trata de una «limpieza», sino de un cuidado diario: una dieta variada a base de plantas, enzimas, agua y descanso. Cuando su intestino está sano, se siente ligero, despejado, con energía y alegría. Esta es la base del verdadero bienestar.
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