El otoño y el invierno son épocas de mayor actividad viral. Pero enfermarse no tiene por qué serlo. El sistema inmunitario puede combatir eficazmente las infecciones si se dan las condiciones adecuadas. La prevención comienza mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas.
La vitamina D es el regulador clave del sistema inmunitario durante la temporada de resfriados. Debido a la falta de sol, sus niveles disminuyen, lo que debilita las defensas del sistema respiratorio. Controle sus niveles de 25(OH)D y, si es necesario, tome un suplemento (generalmente de 1000 a 2000 UI/día) bajo supervisión médica.
Lavarse las manos con frecuencia es un remedio simple pero eficaz. La mayoría de los virus entran al cuerpo a través del contacto de las manos con la cara. Use agua tibia y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente después de estar al aire libre, en el transporte público o manipular dinero.
La humidificación es fundamental. El aire seco (menos del 40 % de humedad) reseca las membranas mucosas de la nariz y la garganta, privándolas de su barrera natural. La humedad ideal es del 40 al 60 %. Use un humidificador o cuelgue toallas húmedas en los radiadores.
Publicidad